¿Os acordáis del juego-concurso "Oro Azul, Aire Puro de los Alpes" que organizamos en nuestra página Facebook , los pasados meses de Junio y Julio junto con la región de Rhône-Alpes, Catai Tours y las tiendas L’Occitane ?
El frasco de "Oro Azul" de Covadonga escondía el gran viaje que sorteamos para descubrir Lyon y la región Rhône-Alpes con las 3 personas de su elección.
¡Paseando por las ciudades de Lyon, Annecy, Grenoble y Chambéry, la ganadora nos invita a respirar la esencia de los Alpes franceses!
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Los 4 ganadores en Annecy |
Para empezar, me gustaría agradecer infinitamente el empeño, la dedicación y la eficacia de Frederique y Marie-José de la agencia de
Turismo de Francia en España. ¡Muchas gracias de todo corazón por vuestro trabajo y vuestra amabilidad!. También dar las gracias a
Catai Tours por gestionar todo lo relacionado con el viaje (vuelos, hotel, coche…), todo funcionó a la perfección y estamos realmente satisfechos. El viaje ha superado nuestras expectativas. Y cómo no, a
L’Occitane por otorgarnos el privilegio de participar y ganar este viaje. ¡Gracias!
¿Quién nos iba a decir que aquel pequeño frasco de “Oro Azul” que nos entregaron al realizar una compra en una de las tiendas de
L’Occitane, nos llevaría directamente a
Francia? No nos lo podíamos creer. Recibir un email en el que te dicen que eres la afortunada ganadora de un viaje de 5 días a
la región de los Alpes franceses es todo un privilegio. Y aún lo es más, cuando las personas encargadas de gestionar el viaje ponen tanto empeño y dedicación en que todo salga bien.
El premio,
un viaje para 4 personas a la región francesa de
Rhône-Alpes, consistía en:
vuelo de ida y vuelta Lyon-Madrid,
estancia de 4 noches y 5 días en el
Hotel Park & Suites la Part-Dieu de Lyon y
un vehículo de alquiler para los 5 días.
El viaje empezó mucho antes de hacer las maletas o de subirnos al avión. El viaje empezó el día que recibimos en casa un paquete de
Catai Tours en el que nos enviaban todos los documentos necesarios para la realización del viaje además de 4 mochilas y 4 portadocumentos.
Unos días más tarde, “Atout France” nos mandó por correo un montón de folletos, mapas y revistas con información práctica de
la región y lugares de interés en Rhône-Alpes.
Primer día
El pasado 20 de septiembre, emprendimos el rumbo hacia Lyon. El viaje empezó muy pronto, ya que a las 8 de la mañana ya estábamos facturando nuestras maletas en el stand de Iberia en Madrid-Barajas. Nuestro vuelo salía a las 10. Fue un vuelo corto, de no más de una hora y media de duración.
La llegada a la región es sobrecogedora. Desde el avión pudimos apreciar la belleza de la región de Rhône-Alpes: sus llanuras verdes, repletas de ríos y lagos y, cómo no, sus montañas majestuosas con el Mont-Blanc culminando las cimas de nieves perpetuas.
Nada más aterrizar en el aeropuerto de Lyon, Saint-Exupéry, nos dirigimos en un autobús lanzadera, que el aeropuerto pone a disposición de los usuarios gratuitamente, hacia las oficinas de alquier del coche, “National/Citer”, dónde nos esperaba un estupendo coche familiar que hizo que nuestro viaje fuese pura comodidad.
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Aeropuerto de Lyon y el coche de alquiler |
Al llegar a Lyon y después de perdernos y encontrarnos buscando el hotel, dejamos nuestras maletas y nos dirigimos hacia el centro de la ciudad. ¡No podíamos esperar más! El día estaba precioso, hacía bastante calor (unos 26ºC) y la luz lo inundaba todo, dándole un resplandor especial a la ciudad. Nos sorprendió, en primera instancia, la grandeza de la ciudad y de sus espacios (es la segunda área metropolitana más grande de Francia después de Paris), sus edificios renacentistas, sus calles medievales, sus caudalosos ríos (Ródano y Saona), la basílica de Fourviére presidiendo la ciudad, la cantidad de gente joven que había…
Vistas del Vieux Lyon
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En uno de los puentes que cruza el Ródano |
Comimos en una “boulangerie” típica,
la Boulangerie du Palais, situada en pleno casco antiguo, en la r
ue St-Jean,
una de las visitas indispensables de la ciudad. Posteriormente, estuvimos paseando por la ribera del río Saona, cruzando sus puentes, recorriendo sus calles y haciéndonos una primera idea de esa ciudad
(Lyon) de la que conocíamos su nombre pero poco más, y que posee
una gran parte de su superficie inscrita como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
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Lyon City Card ¡El mejor plan para visitar Lyon! |
Cuando llegamos al hotel por la tarde, Claire, la simpática y amable recepcionista nos tenía preparados una sorpresa. Nos entregó a cada uno una bolsa, cortesía de
la ciudad de Lyon, en la que nos obsequiaban con un montón de folletos e información acerca de la ciudad y de
¡una “Lyon City Card” para 3 días! (esta tarjeta incluía el a
cceso gratuito a todos los transportes públicos de la ciudad, así como a los museos). Podréis imaginar nuestra cara de sorpresa. Además de todo lo que nos había tocado en el premio, recibir aquel obsequio… ¡fue un auténtico lujazo!
Segundo día
A la mañana siguiente, estábamos ansiosos por ir a descubrir la región así que nos dirigimos por autopista hacia el norte, a Ginebra y el Lago Léman, ya que parte del mismo se encuentra dentro del territorio francés. Pero lo que verdaderamente nos llamaba la atención era conocer la ciudad de Annecy, localidad del departamento de la Alta Saboya, que habíamos visto fotografiada en multitud de guías, folletos, revistas y páginas de Internet.
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Lago Léman y Annecy |
Nos moríamos de ganas por recorrer sus calles de cuento de hadas de las que tanto se habla. Y no fue para menos, el casco antiguo de Annecy ¡es una verdadera joya! Y no por menos se la conoce como la Venecia de los Alpes, por sus canales a lo largo del río Thiou, sus casas antiguas, la antigua cárcel (uno de los edificios más fotografiados de Francia), el “Pont des amours” (donde la leyenda dice que los amantes que se besen sobre él permanecerán unidos para siempre), sus flores, su castillo… Recorriendo sus calles uno se evade y se ve dentro de un cuento medieval, como en otra época. Además su lago de aguas cristalinas (famoso por ser uno de los más limpios del mundo), con las montañas alpinas como telón de fondo, ofrece un paisaje espectacular, relajante y evocador.
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El lago de Annecy |
Para finalizar el día, cenamos en la terraza de uno de los preciosos restaurantes que se encuentran en el margen de los canales de la ciudad antigua, y donde se pueden probar especialidades típicas de la región en un ambiente romántico y agradable.
Tercer día
El tercer día, nos dirigimos hacia el sureste, a Grenoble, conocida como la capital de los Alpes franceses. La ciudad está situada en una planicie rodeada de montañas que le confieren un paisaje excepcional.
Lo primero que hicimos al llegar fue dirigirnos a
la oficina de información y de turismo dónde amablemente nos facilitaron información práctica para conocer
lo más típico la ciudad, ya que sólo íbamos a estar unas cuantas horas. Recorrimos
el centro de Grenoble, que aquel día se presentaba bullicioso soleado y lleno de vida. Visitamos
el mercado de Les Halles-Sainte Claire, el pequeño y colorido mercado de abastos de la ciudad, repleto de puestos en los que se vendían los productos típicos de la tierra (quesos, carnes, embutidos, hortalizas, frutas…) y a continuación “callejeamos” por
el casco histórico viendo
la catedral,
las calles dedicadas a Stendhal (famoso escritor que nació en la ciudad), la Place Victor Hugo, elegante y monumental con sus jardines y fachadas de finales del XIX… Pero el plato fuerte de
Grenoble, no apto para personas que padecen acrofobia (miedo a las alturas), es el famosísimo
teleférico de “burbujas” que cruzan el río Isére y suben hasta la antigua Bastilla de la ciudad (fortificaciones del siglo XIX) y desde donde se tienen
unas vistas increíbles de la enorme ciudad y de las montañas que la rodean.
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Grenoble |
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Lyon: Hôtel de ville |
Por la tarde, ese mismo día, volvimos a
Lyon. Tener la
“Lyon City card” para 3 días, merecía aprovecharla. Dejamos el coche en el parking del hotel y nos aventuramos a coger el metro desde la estación de Garibaldi hasta Bellecour. Era sábado por la tarde y
la place Bellecour y la rue de la République, eran un hervidero de gente que iba y venían. ¡Os podéis imaginar el ambientazo que había!. Si hay algo que nos ha sorprendido verdaderamente de
Lyon es la cantidad de gente joven que hay en la ciudad y, no es para menos, ya que es
una de las grandes ciudades universitarias de Francia.
Después de pasear por las zonas más comerciales de la ciudad, situadas sobre todo en la Presqu’île, y dónde se pueden encontrar las marcas más prestigiosas, volvimos al Vieux Lyon, pero esta vez para disfrutarlo de noche tomando una “bière” y disfrutando del ambiente de sábado noche que movía a la ciudad.
Cuarto día
Después de llevar 3 días caminando sin parar para no perdernos nada, decidimos tomarnos con más calma el cuarto día. Nos desplazamos a Chambéry, capital de la baja Saboya. Cuál fue nuestra sorpresa al llegar y descubrir una ciudad prácticamente vacía. Pero claro, era domingo y todos los comercios, restaurantes y la mayor parte de cafeterías estaban cerradas. Sólo unas pocas permanecían abiertas para alivio de los visitantes. Recorrimos la ciudad, aunque guiándonos por nuestro instinto y por lo que habíamos leído de la ciudad, ya que la Oficina de Turismo también estaba cerrada. Visitamos la famosa “Fontaine des éléphants” erigida en 1838 en honor al conde de Boigne, la catedral, el teatro con su preciosa fachada, las callejuelas del vieux Chambery y cómo no, el espléndido Castillo de los duques de Saboya, que data del siglo XI, y dónde pudimos ver una exposición dedicada a la historia del mismo.
Después de la visita, no podíamos perder la oportunidad de probar
las especialidades de Saboya así que entramos en el restaurante Edelweiss, en la Rue Croix d’Or, y pedimos
la famosa y tradicional “fondue savoyarde”, muy típica de la región de Saboya y hecha a base de quesos y pan, y
la “tartiflette”, que contiene queso reblochon, patatas, bacon, nata, cebollas... Todo ello acompañado de un vino de la zona. Simplemente, nos encantó.
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Chambéry |
Por la tarde volvimos a
Lyon. Era nuestro última tarde en
Rhône-Alpes y seguíamos con ganas de conocer un poco más de esa ciudad que tanto nos gustó. Volvimos a dejar el coche en el parking del hotel y cogimos el metro esta vez con destino
La Croix-Rousse,
el barrio de los talleres de la seda de Lyon. Bajamos en la parada de metro del Hôtel de Ville, el flamante ayuntamiento de la ciudad, un espectacular edificio, situado enfrente de la Ópera, y que es monumento histórico desde 1886, y nos dirigimos por las empinadas cuestas hacia
la Croix-Rousse, que a día de hoy es
un bonito barrio bohemio. Cuando llegamos arriba del todo (ya que el barrio está situado en la falda de una colina), pudimos disfrutar de
las preciosas vistas de la ciudad desde lo alto.
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Lyon: La Croix-Rousse |
Quinto y último día
A pesar de ser el último día, pudimos aprovechar para visitar lo que nos quedaba por ver de Lyon, ya que no teníamos que ir al aeropuerto hasta las 6 de la tarde.
El día parecía nublado y amenazaba con lluvia. Fue el día que peor tiempo hizo de todos los que estuvimos en Rhône-Alpes, y así todo sólo nos hizo falta ponernos un jersey.
Nos faltaba por visitar
la basílica de Fourvière, situada en lo alto del
Vieux Lyon, y construida entre 1872 y 1896, con sus bonitos mosaicos y vidrieras, a la que accedimos en tranvía. En el interior de la basílica, no pudimos contemplar todo su esplendor ya que se encuentra en obras de rehabilitación. Pero
la panorámica de la ciudad desde sus miradores es espectacular.
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Lyon: Teatro galo-romano de Fourvière |
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Lyon: Basílica de Fourvière |
A continuación y después de una parada técnica en la tienda de “souvenirs”, nos dirigimos a ver los antiguos teatros galo-romanos que se encuentran a escasos metros de la basílica, y que datan del año 43 a.C.
La bajada desde los teatros romanos hasta
el Vieux Lyon duró unos 15 minutos y ya nos encontrábamos de nuevo en la rue St-Jean. Fuimos a visitar
el Museo del Cine y de las miniaturas .
Decidimos comer en
un típico “bouchon lyonnais” y probar algunas
especialidades de la gastronomía lionesa como la “andouillette” o el “jarreton de porc”.
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Menú típico de Lyon y "Adouillette" |
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Lyon: Museo de las miniaturas |
Después de comer, fuimos a dar un último paseo por las calles de la ciudad que nos habían enamorado y finalmente cogimos el metro en la Place Bellecour por última vez para dirigirnos al hotel a recoger nuestro equipaje y el coche, y tomar rumbo al aeropuerto.
Como punto final de este breve “cuaderno de bitácora” de nuestro viaje a Rhône-Alpes, queremos expresar nuestra gratitud a todas las personas que han hecho que este viaje fuera posible. También a todas las personas con las que nos hemos cruzado en nuestro camino, ya que, nuestros vecinos franceses han sido muy amables y hospitalarios en todo momento. ¡Ya tenemos ganas de volver a descubrir otro pedacito de Francia! Y animamos a toda la gente viajera con ganas de conocer, de descubrir, de disfrutar, de saborear…a visitar Francia, un país maravilloso y cercano en todos sus aspectos, que nunca defrauda.
© Todas las fotos son de nuestra ganadora.
¡Gracias a Covadonga para compartir su experiencia y anécdotas de viajes en Rhône-Alpes!
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