El París más clásico

Para celebrar la Fiesta de la Gastronomía en Francia, en septiembre organizamos en Instagram el concurso de fotos gastronómicas #SaborFrancia en colaboración con el Institut français de Madrid y la comunidad Instagramers. El autor de la mejor foto del concurso, Ignacio, ha ganado un viaje para 2 personas a París, como aperitivo os adelantamos que estáis a punto de descubrir el París que enamora, sus sitios imprescindibles y las mejores vistas de la ciudad desde las alturas. ¿Listos? 

Ignacio, ganador de nuestro concurso #SaborFrancia en París
París es una ciudad tan impresionante que cada visita puede dejarte una huella especial, marcada no sólo por el momento en que la visites, sino también por el tipo de visita que quieras hacer. Una capital que tiene tanto que ofrecer y que permite planes tan variados que puede llegar a ser una nueva ciudad en cada ocasión. Quizás por la casualidad de coincidir con la celebración del Real Madrid - Barcelona o por tener la suerte de poder disfrutar de los premios del concurso Instagram #SaborFrancia, en esta ocasión pude disfrutar del París más clásico. Y lo disfruté muchísimo.





El avión de Air France nos dejó en el aeropuerto Charles de Gaulle a última hora de la tarde, así que no había tiempo que perder. Una de las grandes ventajas del abono de transportes, PARIS VISITE,  que obtuvimos como premio del concurso, es que incluye el Roissybus que te lleva directo al centro.

Así que la siguiente parada fue Ópera. Y el siguiente paso, cenar... ¡Y qué cena! Estábamos en Francia gracias a un concurso que promocionaba la comida francesa (#SaborFrancia) así que decidimos empezar con dos platos típicos: sopa de cebolla y el gran croque monsieur!!! Dos clásicos franceses en el día antes del clásico español.

¡Primera cena con #SaborFrancia!
Una vez dimos buena cuenta de la cena, cogimos otro autobús desde Ópera hasta la misma puerta del Hotel Arc Porte d'Orleans***, el hotel en el que teníamos la suerte de quedarnos como ganadores del concurso #SaborFrancia.

Llegamos y a dormir para coger fuerzas para el sábado. Y nada mejor para coger fuerzas que el gran desayuno que nos incluía la habitación. Croissants, café, unas buenas tostadas con pan francés y listos para pasear por la ciudad. 

Así que allá fuimos, y bien abrigados, dimos un paseo antes de uno de los platos fuertes del viaje: la invitación para un almuerzo en pareja en el Bateaux Parisiens, uno de los barcos que recorren el Sena. Era una de las cosas que más me apetecía del viaje y no defraudó en absoluto. Por la amabilidad de los empleados, el ambiente amenizado con música tradicional, la calidad de los platos que comimos... y por las grandes vistas que pudimos contemplar desde el Sena, fue una experiencia inolvidable que recomiendo a todos los que no lo hayan probado. Muchas gracias a Bateaux Parisiens.  

Crucero almuerzo Bateaux Parisiens


Las deliciosas vistas de París desde el Sena
¿Qué hacer después?

Una visita a los clásicos de París no sería completa sin ver la Torre Eiffel. Aprovechamos que el barco terminaba su recorrido junto a la torre para subir. Teníamos entradas reservadas de antemano, así que no tuvimos que esperar cola y en nada ya estábamos arriba. 

"Elle est si belle".

Aunque decirlo parezca una obviedad, la Torre Eiffel es una auténtica maravilla, tanto por su estructura como por las grandes vistas que se pueden disfrutar. No era el mejor momento porque llovía y hacía frío, pero aún así nos encantó. Hacía más de 10 años que no subía a la Torre Eiffel y fue una gran ilusión volver allá arriba. 

La esfera Earth Crisis del artista OBEY en la Torre Eiffel durante la COP21
¡Acto seguido, hicimos una visita a la tienda de Maille junto a la Madeleine! Las mostazas son uno de los grandes placeres de la gastronomía francesa, así que nos fuimos con botes de distintos sabores para ver otra de las grandes atracciones de París...

Puestos a ver clásicos, ¡era impensable que nos perdiéramos el Arco del Triunfo!

Subiendo las escaleras del Arco de Trionfo
Así que para allá fuimos, entrando gratis gracias al Paris Museum Pass. Pese a haber estado otras veces, nunca había subido, así que lo disfruté especialmente. Abrigados contra el frío, pudimos ver las grandes vistas desde el último piso, incluyendo dos imágenes difíciles de olvidar.
Por un lado, la impresionante vista de la Torre Eiffel con los colores Bleu, Blanc y Rouge como consecuencia de los atentados de la semana anterior. Y por otro, los Campos Elíseos decorados con las luces de Navidad, luciendo de una manera única.

Vistas de la Torre Eiffel desde el Arco de Triunfo
Los Campos Elíseos desde el Arco de Triomphe

 La Navidad ya estaba inundando París, y en pocos sitios se vive igual que en los Grandes Almacenes como las Galeries Lafayette. Así que desde el Arco del Triunfo cogimos el RER y nos plantamos en un santiamén en los almacenes. El ambiente navideño se vivía por su interior (increíble el árbol de Navidad debajo de la cúpula) y también pudimos ver los famosos escaparates con los que los viandantes no paraban de hacerse fotos.





Pasamos por ellos camino del barrio de Oberkampf, la siguiente parada en nuestro itinerario.  Un barrio aún conmocionado por los atentados del 13-N, pero en donde la gente quería demostrar que la vida sigue adelante continuando con su vida en terrazas, bares o en la propia calle. Y en esas calles, era obligatorio hacer una visita a la plaza de la República. Fue impresionante ver aquella plaza con los mensajes y las muestras de respeto de tanta gente y sentir el silencio que se respiraba. Realmente impactante.

Emoción en la Plaza de la República
Después de tomar algo por la zona mientras veíamos parte del clásico español, había que rematar el día con una buena cena.

Las calles parisinas iluminadas
Así que caminamos entre el frío hasta uno de los restaurantes míticos de la zona, Au Pied du cochon. Paté, chuleta de cerdo con puré de patatas y un vinito para regarlo todo en nuestra última cena en París. Había sido un día intenso y estuvo genial terminarlo así, antes de coger el metro hasta el hotel para descansar de cara a aprovechar la siguiente mañana. 

Cena en un mítico restaurante de París
Nuestro vuelo de vuelta a Madrid el domingo salía a las 17.30h por lo que teníamos tiempo suficiente para aprovechar nuestro Paris Museum Pass (valido 48 horas) con algunos lugares más.

Empezamos con el museo D'Orsay. Había estado allí hace ya muchos años (¿los mismos que la Torre Eiffel?) y estaba deseando volver. Me encantó volver a ver esa vieja estación de tren, disfrutar de los cuadros impresionistas y volver a ver las vistas de París filtradas por sus relojes gigantes.



Fotos obligadas en uno de los museos más interesantes de París, que dejamos un rato mas tarde para pasear por el Sena (seguía el frío, pero con el sol se vive de otra manera), viendo a la gente haciendo ejercicio a orillas del río, camino de la Conciergerie (antiguo palacio real convertido en cárcel durante la Revolución). Allí también utilizamos nuestros pases de museo para entrar sin esperar colas a ver la celda de María Antonieta o la lista de los guillotinados durante la Revolución. Cuanto menos curioso.

Gran reloj de la antigua estación, musée d'Orsay

Vistas de París desde el reloj, musée d'Orsay
Fue la penúltima parada antes de cerrar nuestra visita al París clásico con otro imprescindible: Notre Dame


Tan impresionante por fuera como siempre, esta vez tuvimos tiempo para verla por dentro, y sólo nos quedamos con ganas de subir a sus torres. Aunque lo cubría el pass, no nos dio tiempo. Así que tras un breve paseo por el exterior y el interior de la Catedral, caminamos junto a los bouquinistes mientras nos alejábamos hacia el metro, en nuestros últimos pasos por el clásico París. 

La Conciergerie
El tiempo apremiaba, por lo que comimos rápidamente una tabla de quesos y cogimos un nuevo autobús hacia el aeropuerto. Mientras esperábamos la salida del avión, revisamos nuestras fotos del viaje y confirmamos que siempre está bien saborear los clásicos. 

No tuvimos tiempo de revisar muchas fotos más, porque puntualmente nos invitaron a embarcar en nuestro vuelo Air France rumbo a Madrid, en donde la gente hablaba (y hablaría durante mucho tiempo) de otro clásico, el futbolístico. 

Bon boyage!

Pero ahora que sí tengo tiempo y que Atout France me da la oportunidad, quiero agradecer esta gran experiencia a todos los que la hicieron posible con el concurso #SaborFrancia: la comunidad Instagramers: los IGERS, el Institut Francais de Madrid, Atout France, Air France, el Hotel Arc Porte d'Orleans y la Tienda de Francia por el crucero por el Sena de Bateaux Parisiens, los bonos de transporte y de museos. A todos ellos, muchísimas gracias por darnos la oportunidad de revivir esta gran ciudad.


Tienes tantas versiones diferentes de París como puedas imaginar; por eso siempre la disfrutarás. Degustar los platos más conocidos, poder visitar los grandes museos, descubrir nuevos rincones, volver a los lugares que visité por primera vez años atrás... fue una experiencia inolvidable, que me recordó que veas los barrios de moda o los lugares más clásicos, París siempre te aportará algo nuevo, siempre lo vivirás de forma distinta, siempre lo disfrutarás. En definitiva, y ya que estamos a vueltas con los clásicos, que París siempre será París.Muchas gracias.

Ignacio Ollero García-Agulló

© Todas las fotos son de nuestro ganador, te invitamos a descubrir su fantastíca galería en Instagram @FarraViaja

¡Muchas gracias Ignacio por este agradable paseo por la Ciudad Luz! 
Nos despedimos de nuestro ganador con más fotos su viaje en nuestra cuenta Flickr >> 



#ParisWeLoveYou

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Enseñamos al mundo que la vida en París nos espera y que amamos París intemporalmente.
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¡Parí sisempre será París!