- ¡Ohlala! Levantaos ya, que vamos a perder el avión!
No podía ser…era sábado y ya teníamos a nuestros dos piojos de 3 y 5 años en nuestra cama despertándonos, posiblemente en venganza por despertarles nosotros a ellos todos los días entre semana para ir al cole. Pero era muy pronto, demasiado pronto aún… ¿o acaso no? El avión salía a las 10, ¿no?
Sí, hoy era el día. Gracias a Atout France nos había tocado un viaje para dos personas a París con visita a Disneyland incluida y claro, habíamos decidido ir toda la familia junta.
- ¿Qué hora es? ¿Llegamos tarde?
¡Menos mal que sacamos las tarjetas de embarque y dejamos todas las maletas preparadas el día anterior! Cuando llegamos al aeropuerto, el personal de Air France, muy atentos, nos invitó a entrar al avión comenzando así nuestro viaje. Mientras en el vuelo repartían el desayuno, los nenes lo miraban todos boquiabiertos…el despegue, el cinturón de seguridad, “el baile” de las azafatas explicando las normas de seguridad, Madrid desde el cielo, el aterrizaje…
Cuando llegamos, nuestra primera parada era el hotel Timhotel Opéra Blanche Fontaine***; ¡había que descargar todo el equipaje antes de pasear por París! Fabulosos hotel, ¡con desayuno incluido!, en pleno corazón de Montmartre, a 2 minutos del Moulin Rouge (ejem, ejem...mejor no explicarles a los nenes aún qué se pude ver allí dentro). Pasear por el barrio es como perderse en el bohemio y decadente ambiente de mediados de siglo, así que tomamos el metro y nos dirigimos rumbo a los Campos Elíseos para ver la Torre Eiffel o “Torre Infiel” como dice el más pequeño.
-¡Hala, qué alta!¿Vamos a subir?
Pues sí, y andando, que tiene mucho más mérito. Casi 700 peldaños para ver cómo el río Sena atraviesa París desde las alturas. Un hermoso atardecer.
Bajar siempre es menos divertido (y más pesado, porque los pequeños empiezan a estar cansados y hay que cargar un rato con alguno de ellos) así que decidimos volverhotel hotel Timhotel Opéra Blanche Fontaine*** nuevamente en metro tras un corto (y antaño romántico) paseo a orillas del Sena para ver cómo se iban quedando dormidos los piojos según pasaban las estaciones. No sé, pero a mí me da la impresión de que fueron los nenes los que acostaron a los papás… no podría asegurarlo.
El domingo el plan prometía ser mucho más tranquilo: ¡Disneyland! Sí, los niños se lo pasarán pirata, pero es el viaje que siempre quise hacer yo de pequeño, así que no creo que disfruten más que un servidor. Aunque las entradas eran para los dos parques: El Parque Disneyland® y el Parque Walt Disney Studios® (¡¡gracias de nuevo!!) sólo daba tiempo a visitar el de los peques, así que a ello nos pusimos.
Y una vez allí, pues un no parar: el tren, el palacio de Mickey, los Dumbos voladores, el laberinto de Alicia y su país de las Maravillas, el tren del Oeste, el vuelo de Peter Pan, el simulador de las Star Wars, actuaciones con personajes Disney… ¡todo iba genial hasta que se nos ocurrió montarnos en una montaña rusa!
- ¿Falta mucho para que termine? Me está gustando, pero me da un poco de miedo – dice el mayor
- Buaaaaahhhhhh – sugiere el pequeño
Pero todo se arregló con el ESPECTACULAR show DISNEY DREAMS®! a la hora de cerrar. Un espectáculo de luces, agua y fuegos artificiales que hizo olvidar cualquier miedo y asomó alguna lagrimilla en los ojos de más de una madre de por allí.
Esta vez acostamos nosotros a los peques, seguro. ¡Ya iban dormidos casi antes de abandonar el parque!
- NOTA para futuros viajes: hay que volver, que nos quedó un parque entero sin visitar.
Y así, con Campanilla echando polvo de hadas sobre todos nosotros, amaneció el lunes, otro soleado día (¿quién podría imaginar, como veríamos unas horas más tarde, que en Madrid estaría lloviendo?).
Y, paseando, visitamos la imponente basílica de Sacré-Coeur. Llaman poderosamente la atención sus enormes cúpulas y su blanco inmaculado… por lo menos a nosotros, porque a los enanos les llamó mucho más la atención las cuestas de césped donde hacer “croquetas” hasta acabar mareados.
- NOTA para futuros viajes: si se van a hacer “croquetas”, mejor llevar ropa oscura, que las manchas de césped son muy cantosas.
Y visitamos l' Ile de la Cité y, por supuesto, la Catedral de Notre Dame donde los nenes alucinaron con la historia del jorobado, con las gárgolas de piedra y con el colorido de las grandes vidrieras.
Y visitamos la plaza del Louvre y jugamos a empaparnos con el agua de sus “canales” y a inventar cuentos de faraones que vivían en pirámides de cristal.
Y, de vuelta al aeropuerto, abrazados a sus pequeñas torres “Infieles” y a sus planos de París, sólo quedaba preguntarse una cosa.
- ¿Mañana vamos al “cole”?
Gracias a la gente de Atout France, Timhotel y Air France por el fantástico viaje que nos regalaron y por su eterna amabilidad.
¡Nos vemos en el siguiente sorteo! ;)
- NOTA para futuros viajes: es increíble que los nenes hayan aprendido más francés que nosotros. La próxima vez estudiaremos idiomas. Au Revoir!
¡Muchas gracias a Alejandro y su familia! Nos encanta que compartáis con nosotros vuestras experiencias y anécdotas de viajes a Francia. Además, siempre os tenemos reservados juegos-concursos para descubrir y disfrutar de Francia. ¡No os los perdáis!
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